A partir de Diciembre se inaugurará en el Hospital San Juan de Dios un hospedaje para aquellas personas que transitan la última etapa de su vida y no poseen los recursos necesarios. La idea es que los pacientes puedan contar con la atención médica adecuada, y a su vez recibir el apoyo psicológico y espiritual, en un entorno confortable. La tarea estará a cargo del personal del área de Crónicos del Hospital, junto con el equipo de la Asociación Inmaculada La Plata, que trabaja hace algunos años sobre esta línea de cuidados paliativos.

por Floriana Assenti

El concepto "hospice" proviene de la idea de hospedar, y se basa en el fundamento de darle a los enfermos una mejor calidad de vida, y la posibilidad de morir de una forma "digna". Esto se logra a través de una mirada multidisciplinaria en la que no sólo se atienden los síntomas físicos propios de cada patología, sino también cuestiones emocionales o espirituales. Para esto hay un grupo de profesionales, personal de enfermería y voluntarios, preparados para el acompañamiento de los pacientes en los momentos previos a su muerte.

Este modelo de cuidados paliativos especializados nació de forma oficial en Europa a finales del siglo XIX. Sin embargo, sus antecedentes se remontan a la Edad Media, donde existían lugares llamados "hospicios" a los cuales llegaban los peregrinos gravemente enfermos o moribundos. Será en 1905 cuando el termino se institucionalice con la fundación del St Joseph's Hospice, fruto del trabajo de Las Hermanas de la Caridad irlandesas en Londres.

El inicio formal del Movimiento de Hospicios Moderno se le atribuye a la fundación del St Christopher's Hospice inglés, en 1967. Este lugar fue pionero en la atención especializada de pacientes terminales, realizando además trabajos de investigación y brindando formación y apoyo a las familias durante la enfermedad y el proceso de duelo.

El Dr. Daniel Corsiglia, Director Ejecutivo del Hospistal San Juan de Dios, sostiene que pensar en este tipo de cuidados requiere una mirada que no esté centrada en la curación, sino en la sanación. "La posibilidad de curar estaría perdida, uno sabe que es una enfermedad terminal. Pero a veces sanar no es curar, sino sanar físicamente, emocionalmente, que la persona se sienta acompañada. Los últimos momentos en la vida son, a veces, los más trascendentes".

A partir de este principio trabaja la Asociación Inmaculada La Plata, que comenzó su proyecto en el año 2014 bajo el la órbita del Equipo Arquidiocesano de Pastoral de la Salud , con el incentivo de las Hermanas de la Misericordia y algunos profesionales de medicina. Desde ese momento se ocupa del cuidado integral de enfermos terminales que por algún motivo económico o de índole familiar, precisan acompañamiento tanto en su domicilio como en un hospital. Sin embargo, la organización aun no contaba con un espacio propio para poder llevar adelante esta tarea.

En base a esta necesidad surge el convenio entre el Arzobispado de La Plata y las autoridades del Hospital San Juan de Dios, que pertenece a la Provincia y es una institución especializada en agudos y crónicos. Corsiglia sostiene que el acuerdo es un gran paso en lo que refiere a cuidados paliativos y, además, mantiene una lógica con lo que es el Hospital. El lugar destinado para el hospedaje será la casa que antes habitaban las Hermanas de la Misericordia, el cual fue acondicionado para atender las necesidades básicas de los futuros huéspedes. Contará con capacidad para entre 6 y 8 adultos, y una sala extra destinada a albergar niños con enfermedades terminales que estén acompañados por algún familiar.

"La idea es generar un especie de una burbuja de contención. Que al momento de llegar, cuando uno está más vulnerable que nunca, encuentre un espacio confortable. Si bien es cierto que es un espacio para morir, en realidad es para hacerlo bajo ciertas condiciones. Un espacio para ir a morir puede ser una guerra. Esto no quiere decir eso", explica Corsiglia, que además hace hincapié en que los miembros de la Asociación trabajarán en conjunto con los profesionales del Hospital. El Hospice formará parte del área de Crónicos de la institución.

Uno de las palabras que Corsiglia destaca es la de "atención humanizada". La misma implica profesionalizar la atención, desde su aspecto más científico, a su práctica más cotidiana, siempre desde una mirada transdiciplinar que contemple sobre todo la dimensión humana. En este sentido, el Dr. Corsiglia explica: "la humanización de la ciencia es una tendencia que estamos tratando de recuperar, porque el mismo vértigo de vida te lleva a perder ese objetivo. Los pacientes empiezan a ser un número, pero también pasa que los médicos pasan a ser una imagen sin identidad".

Este proceso de acompañamiento y contención también tiene relación con algunas cuestiones centrales de la bioética. La filosofía Hospice requiere de la formación y el conocimiento necesario para reconocer dónde está el límite. Según lo explicado por Corsiglia, se trata de no caer en la distanacia (obstinación terapéutica en acudir a todos los medios para alargar la vida del enfermo) ni tampoco en una muerte por abandono. La idea es acompañar el proceso, buscando que sea de la forma más digna posible, y valorando la existencia de un ambiente cálido en donde el paciente tenga alguien que le pregunte cómo está, le lea un libro o le acaricie la mano.

Un aspecto importante será también la admisión, cuyos criterios contemplarán las posibilidades económicas del paciente, como así también la falta de un familiar que pueda hacerse cargo del mismo. Estos criterios de admisión deben ser aplicados cuando la demanda supera a la oferta, aspecto muy importante si se tiene en cuenta que el Hospice Inmaculada será el primer lugar de estas características en la ciudad.

Movimiento Hospice en Argentina

Las primeras experiencias en el país tuvieron lugar a partir del año 2001, fundamentalmente de la mano de organizaciones de carácter católico u ONG´S que trabajaban a domicilio o en instituciones de salud.

El primer Hospice fundado fue La casa de la Bondad, en Córdoba. Actualmente hay alrededor de 18 centros que funcionan con este tipo de características. El movimiento va tomando fuerza y hoy en día son más de 100 los equipos de cuidados paliativos de distintos tipos que tranbajan, sobre todo, en las grandes ciudades.

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